μίασμα (Miasma) empieza con tres dibujos en un cuaderno: un dibujo hiperrealista intencionado y dos dibujos involuntarios; uno producido en la página contrapuesta, que recogía restos de carboncillo y borrador que se desprendían mientras realizaba el primer dibujo, y otro producido a posteriori por la transferencia del pigmento del primer dibujo a un papel que rozaba cuando el cuaderno permanecía cerrado.

A partir de aquí, abordo dos frentes. Por un lado investigo cómo se malogra la información percibida en ciertos contextos. Para ello programo un videojuego en el que trabajo con la teoría miasmática del s.XVII (que se apropió del término miasma, del griego μίασμα, para responsabilizar a las emanaciones fétidas, provenientes de bubones o cadáveres en descomposición, de la pandemia) y con representaciones de la peste bubónica que han sido tergiversadas por la industria del entretenimiento. Así, aprovecho las herramientas de un medio interactivo para generar una experiencia en conflicto, al encontrar una encarnación fidedigna de algo terrible en un lenguaje que habitualmente lo edulcora.

Por el otro, trabajo con las maneras en las que dibujo o pintura se extienden (manchas de pigmento, arrastrados involuntarios, etc.), contraponiéndolas con los mecanismos de propagación bacteriana. Los dibujos involuntarios, los restos, me sirven como referente para realizar un trabajo de mímesis escrupulosa, forzando una metodología de trabajo en la que una fuerte concentración y una receptividad al mínimo detalle, confluyen en un proceso de aprehensión de la información perceptible a través de un lenguaje plástico.

μίασμα es un proyecto en el que lo voluntario y lo involuntario acontecen al mismo tiempo, resaltando la fragilidad de un paradigma y de los mecanismos que lo configuran.