JUGAR A MIRAR llega a nuestro espacio como un nuevo proyecto, que bien puede ser la anterior firma de por Jan Matthews, WO/D.
Mantiene en él la estructura de los dos paisajes: uno urbano y otro virgen, que dialogan y se diferencian desde lo común de ambos. Estamos nuevamente ante un doble trampantojo de forma y contenido. Jan desarrolla JUGAR A MIRAR como un intento de encontrar nuevos modos de interpretar lo anecdótico, atrapado por el componente formal que se desdobla y multiplica casi hasta el infinito. Tras atrapar un instante de su paisaje, el artista realiza una serie de macros con los que elabora obras de orden inferior, y así sucesivamente, en un zoom que finalmente acaba conformando un puzzle, como decimos, casi infinito, delicado, geométrico, caleidoscópico.
El paisaje del que inicialmente parten la mitad de los cubos tiene su origen en una foto realizada para otro proyecto, en una residencia artística en Guadalajara. Todas las maderas en las que se han realizado los cuadros resultantes de esa primera imagen vienen de retales recogidos en LEA 1 . En cambio, la foto del paisaje urbano se ha realizado específicamente para este proyecto, y todas las maderas empleadas para realizarlo han sido compradas de forma independiente.
Nos encontramos entonces ante una suerte de fractales originados desde el paisaje matriz, nacidos unos a partir de los otros, que generan múltiples posibles combinaciones, confundiendo los distintos planos desde los que están concebidos.
El set de piezas se configura en sí como un juego, como consecuencia del divertimento que, de hecho supone el proceso creativo de Matthews. Retorciendo el plano y abusando de la reiteración de la pieza madre, que al mismo tiempo genera nuevos originales hipnóticos y permiten construir nuevas realidades, casi de forma autónoma y regenerativa.
En JUGAR A MIRAR, Jan juega a reinterpretarlo todo. A retorcer el mobiliario, los marcos y las propias imágenes. A ponerlo a disposición de su capricho y a retorcerlo hasta convertir ese todo en otra cosa. También podremos situarnos ante una serie de dibujos que reproducen las tipografías manuscritas en viejas cajas, que en su tiempo guardaban de plumillas y papeles. Apropiándose de estos rastros de un momento en el que anotar el precio en el artículo era la mejor práctica comercial. Jan decide reproducirlo como en nuestros tiempos, imprimiéndolos en multicopia. Estas obras juegan con una gestualidad perdida en la mecanización de los procesos.
Jan Matthews juega a mirar en busca del valor de algo que se ha dejado de lado con el tiempo.
José Antonio Mondragón.
2025